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¿Por qué cambiamos la hora y hasta cuándo lo haremos?

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¿Por qué cambiamos la hora y hasta cuándo lo haremos?
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28 Marzo, 2019


Dicen que la primavera la sangre altera, pero lo que de verdad altera es nuestro horario. Durante la madrugada del domingo 31 de marzo, todos los europeos deberemos adelantar nuestros relojes una hora para adaptarnos al nuevo horario de verano. A las 2:00 h serán las 3:00 h.

La modificación, que parte de una normativa europea de 2008, tiene como objetivo conseguir que nuestro horario de actividad coincida con las horas de luz solar para reducir el consumo energético. De este modo, los días son más largos y las noches, más cortas, como también lo es nuestro período de descanso.

La medida tiene sus orígenes históricos en la Primera Guerra Mundial, período en el que se aplicó por primera vez con el objetivo de favorecer el llamado esfuerzo de guerra, al permitir tener abiertas las fábricas durante una hora más. Se incrementaba de este modo la productividad.

El cambio de horario suscitó en 2018 un profundo debate entre partidarios y detractores. La Comisión Europea, capitaneada por Jean-Claude Juncker, puso el tema sobre la mesa planteando una consulta ciudadana. Los resultados desvelaron que el 83 % de los votantes (de un total de 4,6 millones de europeos) estaba a favor de suprimir esta norma.

Con estos datos en la mano, la Comisión anunció que el último cambio de horario se realizaría en la primavera de 2019. Para que esto sucediera, los gobiernos de los estados miembros tendrían que optar entre el horario de invierno y el de verano. A pesar de este impulso de alto nivel, no se consiguió un consenso claro sobre la propuesta.

El Parlamento Europeo ha dado, inicialmente, su apoyo a la supresión propuesta por la Comisión Europea para que se ponga en marcha en el año 2021. El pasado 26 de marzo la aprobó por una contundente mayoría de 410 votos contra 192. Esto no significa que la decisión ya esté tomada. De acuerdo con los tratados europeos, ahora les corresponde pronunciarse a los 27 Estados miembros, que no tienen una posición clara. Si los Estados y el Parlamento no se pronuncian en el mismo sentido, tendrán que negociar la modificación.

En el caso de España, una comisión de expertos nombrada por el Gobierno no ha llegado a ninguna resolución concluyente para elevarla al Ejecutivo. De manera que tanto las Elecciones Generales de abril como las Europeas de mayo serán clave para saber la suerte final de este proyecto de supresión definitiva del cambio de horario obligatorio en toda la Unión Europea.

El cambio horario en España

Hasta la Segunda Guerra Mundial, España seguía el mismo huso horario que los países situados en el meridiano de Greenwich, Reino Unido y Portugal. En ese momento, se adoptó el huso horario que utilizaba Alemania, como hicieron la mayoría de países del continente. Después de la guerra, la mayoría volvieron a su anterior huso horario, pero en España, plenamente sumergida en el franquismo, se mantuvo el horario alemán.

Los partidarios de volver al antiguo huso marcado por Greenwich (o lo que es lo mismo, mantenernos en el horario de invierno permanentemente sin realizar el cambio) sostienen que ayudaría a que nuestra actividad fuera más acorde con la luz solar. Este factor conllevaría un cambio de hábitos que tendría un efecto positivo para mejorar la conciliación laboral. Lo haríamos todo más pronto: nos levantaríamos más temprano y comeríamos a la hora europea, entre las 12 y la 1. Además, evitaríamos despertarnos cuando todavía es de noche. Aun así, el día seguiría siendo muy largo, ya que anochecería sobre las 20:30 h en los meses de verano.

También hay quienes abogan por seguir realizando el cambio. Y es que el horario de verano tiene sus ventajas: adapta nuestra actividad a las horas en las que amanece y anochece, que son diferentes durante el año, además de tener un impacto económico positivo en el sector del ocio y el comercio. Por tanto supone, al menos teóricamente, un ahorro en el consumo de energía. El horario de verano hace que estemos alineados con otros países de nuestro entorno como Italia o Francia.

Si, finalmente, la Comisión Europea aprueba la revocación del cambio de horario, aunque sea a casi tres años vista, tendremos que adaptarnos y ver qué efectos reales tiene sobre nuestra vida cotidiana. De momento, demos la bienvenida al horario de verano.

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