ECONOMÍA

Cap Roig: cómo (y por qué) organizar un festival en tiempos de pandemia

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Cap Roig: cómo (y por qué) organizar un festival en tiempos de pandemia
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CaixaBank

05 Mayo, 2021


Después de un año de pandemia, parece que la vida vuelve poco a poco a la normalidad. El regreso de la música en vivo, con la organización de festivales al aire libre que se convierten en una auténtica experiencia sensorial, es buena muestra de ello.

La celebración de estos conciertos es un hito emocionante en la etapa actual, pero también se convierte en todo un reto. Al fin y al cabo, son punto de encuentro de miles de personas y, por supuesto, deben celebrarse con todas las medidas de seguridad sanitarias que la COVID-19 ha traído consigo.

Para los organizadores, 2020 ha sido un año complicado con unas consecuencias económicas catastróficas, ya que dejaron de celebrarse unos 25.000 conciertos, según la Federación de la Música en España, con pérdidas de unos 1.000 millones de euros en facturación directa y otros 7.000 en ventas indirectas. Al volver a la actividad, se han encontrado con un escenario totalmente distinto al que estaban acostumbrados. El coronavirus ha entrado como un ciclón en el mundo de los festivales.

Cultura, economía y solidaridad

Aunque organizarlos se ha convertido en un desafío, este tipo de acontecimientos musicales debe volver. La cultura es siempre necesaria, pero aún más después de haberse pasado un año a medio gas.

El impacto económico que suponen estos eventos en las zonas en las que se celebran también resulta imprescindible tras un año complicado, así como su capacidad de movilización solidaria, más relevante que nunca.

¿Cómo sentir la caricia del violín de Ara Malikian que tanto necesitamos y, a la vez, prevenir la expansión de la COVID-19? ¿Cómo volver a vibrar con Raphael con total seguridad? Solo hay un camino: unir esfuerzos. Precisamente así es como eventos capaces de reunir a decenas de miles de personas pueden volver a celebrarse.

Este es el caso de Cap Roig, un festival que hace dos años congregó en el Baix Empordà (Girona) a más de 43.000 personas en torno a 25 conciertos y que este año ha decidido volver con más ilusión que nunca.

Lo hará en una edición muy especial, la vigesimoprimera, con 23 conciertos entre los días 23 de julio y 21 de agosto, con estrellas de primera fila como Raphael, Ara Malikian, Passenger, Antonio Orozco, Estopa, Hombres G, David Bisbal, Morat, Love of Lesbian, Aitana, Manel, Els Amics de les Arts o Blaumut. Incluso contará con la actuación de Sara Baras en un evento solidario cuyos beneficios se destinarán a proyectos de Cáritas que ofrecen apoyo socioeducativo a niños en riesgo de exclusión social.

Seguridad ante todo

Si organizar un festival de estas dimensiones en condiciones normales es todo un desafío, hacerlo en plena pandemia puede convertirse en una odisea.

En el caso del Festival de Cap Roig, su formato es una gran ventaja. A diferencia de otros grandes festivales que concentran un gran número de personas en pocos días, Cap Roig se extiende a lo largo de más de 20 noches, lo que permite repartir la afluencia de personas.

De hecho, expertos del sector apuestan a que este tipo de eventos, sin tantas aglomeraciones, será el que triunfe este año. Con todo, se celebrarán en circunstancias extraordinarias que obligarán a su organización a poner especial cuidado en proteger la salud de público y artistas.

“La experiencia de organización del festival ha sido muy diferente este año, ya que hemos tenido que adaptarlo a la nueva situación, garantizando un entorno seguro para todos y teniendo en cuenta las medidas sanitarias y restricciones anunciadas en relación con la COVID-19”. Así resume Juli Guiu, presidente del Grupo Clipper’s y director del Festival de Cap Roig, lo que supone organizar una cita de este calibre en circunstancias de pandemia.

Las medidas de seguridad necesarias son muy variadas, pero tal vez la más básica, más allá del uso de mascarilla, sea el distanciamiento social. Aunque a simple vista podría parecer complicado mantener la distancia en un evento multitudinario como un festival al aire libre, la organización del Festival de Cap Roig ha dado con la fórmula para lograrlo.

“Hemos ampliado el espacio de la grada del público y hemos reducido el aforo. En cuanto a la restauración, también hemos creado una nueva zona Market en el exterior, con una extensión hasta seis veces superior a la habitual”, explica Juli Guiu.

La excepcionalidad del momento hará que el uso de mascarilla sea obligatorio en todo el recinto. Todas las zonas contarán con varios puntos de distribución de gel hidroalcohólico. Como cada año, el festival se celebrará al aire libre. Aunque esta es una circunstancia que dificulta la concentración del patógeno, la organización irá un poco más allá y asignará previamente los asientos. También reducirá un tercio del aforo habitual, por lo que la máxima ocupación será de dos tercios respecto a anteriores ediciones.

A la hora de controlar el acceso del público, se utilizarán dispositivos telemáticos que evitarán el contacto entre las personas. También en el momento de acceder se realizará un control de temperatura a todos los asistentes.

Cap Roig: cómo organizar un festival en tiempos de pandemia

Un esfuerzo extra que merece la pena

La implantación de todas estas medidas supone un esfuerzo importante en cuanto a logística, personal y apoyo económico. En este sentido, el respaldo de entidades como CaixaBank, alineada con los valores que aporta el festival, resulta necesario.

La implicación de CaixaBank en la organización responde al objetivo de conseguir que el Festival de Cap Roig mantenga su triple vertiente: la cultural, consolidándose como una de las citas musicales más importantes de Europa; la social, con la actuación solidaria de Sara Baras; y la económica, gracias al importante impacto directo e indirecto de retorno económico para la zona en la que se celebra.

“Una gran parte del público del Festival de Cap Roig no reside ni visita habitualmente la Costa Brava”, puntualiza Juli Guiu. “Muchos de ellos se desplazan únicamente para asistir al concierto y aprovechan para quedarse dos o tres días por la zona. Esto tiene una repercusión directa, por ejemplo, en la hostelería y en la restauración. Además, a nivel interno, el festival representa la generación de 240 puestos de trabajo fijos”. Según un estudio realizado por PwC, el impacto económico de la edición de 2019 fue superior a los 18 millones de euros.

El esfuerzo extraordinario en medidas de seguridad que supondrá la organización de la vigesimoprimera edición ya ha comenzado a dar sus frutos incluso antes de que los primeros acordes empiecen a sonar en el recinto de Cap Roig.

“Después de estos tiempos tan difíciles, el público tiene muchas ganas de volver a ver conciertos y música en directo. Hemos sido muy responsables y muy exigentes con la seguridad del Festival de Cap Roig, respetando y cumpliendo con todas las medidas sanitarias y de prevención contra la COVID-19. Y el público está respondiendo muy bien. Tan solo una semana después de presentar el cartel de esta edición, conseguimos colgar el cartel de sold out en cuatro conciertos: Manel, Aitana, Estopa y Morat”, destaca Juli Guiu.

Con más fuerza que nunca

Más allá de las múltiples medidas de seguridad y la ampliación del espacio destinado a su celebración, el Festival de Cap Roig busca, una vez más, superarse a sí mismo. Un empeño que afronta, si cabe, con más ganas que nunca después del paréntesis que sus organizadores se vieron obligados a realizar el año pasado.

“Estamos muy satisfechos e ilusionados por el cartel presentado este año. Tenemos muchas granas de empezar esta nueva edición, después de la pausa inesperada del año pasado”, reflexiona Guiu. “Volvemos con más fuerza que nunca en un año muy difícil y complicado, reuniendo una vez más a grandísimas estrellas en un cartel con 23 noches extraordinarias”.

Las recetas que aplicará la organización en este sentido seguirán siendo las de siempre: aquellas que, edición tras edición, han llevado a esta cita al éxito. Básicamente, continuar fiel a su estilo ecléctico para llegar a un público lo más amplio posible y contar con algunos de los artistas más relevantes de la escena internacional, nacional y local. “Además, seguimos apostando por el ya consolidado Cap Roig Mini y continuaremos potenciando la noche solidaria, este año con Sara Baras”, recuerda Guiu.

En una situación de emergencia sanitaria, económica y cultural, es más necesario que nunca unir esfuerzos para que iniciativas como el Festival de Cap Roig puedan celebrarse con total seguridad. En el caso de CaixaBank, la entidad está comprometida con el desarrollo de oportunidades para los territorios en los que está presente.

Este festival es una manera de impactar positivamente a través de la cultura, la dinamización económica y la generación de oportunidades en la zona. También de reunir, de nuevo, a miles de personas con sus estrellas favoritas a lo largo de 23 noches. Aunque a veces daba la sensación de que nunca más volvería a ocurrir, lo cierto es que ese pedacito de normalidad ya está a la vuelta de la esquina.

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